martes, 19 de mayo de 2009

LOS PENSAMIENTOS IRRACIONALES

Vivencias vividas (3)

Aunque no seamos consientes, todos en mayor o menor medida tendemos a tener pensamientos o ideas irracionales, que en líneas generales se corresponden con situaciones imaginarias que en el 85% de los casos, nunca van a ocurrir. Sin embargo, cuando se instalan en nuestra mente ese tipo de pensamientos, el daño que producen es monumental. Parece mentira que algo que tienen mas posibilidades de no ocurrir que hacerse realidad, pueda trastornar nuestra vida, pero esa es la verdadera desgracia que padecen quienes hacen de estos pensamientos una costumbre cotidiana y recurrente.
Casi siempre las creencias irracionales brotan de la tendencia humana de ver el mundo algo deformado, y de hacer afirmaciones irreales de lo que ha ocurrido, cuando no de las propias afirmaciones exigentes e imperativas tales como: “debería ocurrir”; “es necesario que ocurra” “tendría que suceder….”
En el momento que la persona convierte un deseo en horrible necesidad, en exigencia absoluta, las afirmaciones irracionales se originan casi inevitablemente.
En una oportunidad leí un libro en el que gráficamente indicaba que este tipo de pensamientos se originan como si estuviésemos ante una charlatana que nos machaca con sus cuentos. Si somos proclives a prendernos al cuento que nos cuenta la charlatana, nos disponemos a entrar en bucle exponencial entre nuestra imaginación y lo que nos “cuenta” esta chismosa que, según reza la mazurca de Vaccarezza es una “calumniadora que vive cortando yuyos; no lavan los trapos suyos y los ajenos quieren lavar”.
La imagen es muy gráfica, y nadie en su sano juicio puede hacerse eco de semejante personaje y sus invenciones, pero si nos miramos hacia adentro veremos que en más de una oportunidad caemos en la trampa que nos tienden los pensamientos irracionales.
Por lo tanto de lo que se trata, es de ser consiente de que se nos está instalando en nuestra mente un pensamiento insano y lo que corresponde hacer, es reemplazarlo por hechos contrastados y positivos.
Un típico ejemplo tenemos cuando esperamos que alguien nos llame por teléfono (sin que se nos hubiese confirmado que nos llamarían) y la llamada no llega. En este ejemplo pueden ocurrir dos situaciones: 1) pensar que si no nos llaman es porque no pude, o no quiere (está en su derecho), lo cual por otra parte ha ocurrido otras veces; o 2) pensar que una desgracia puede haber sucedido. En el primer caso recurrimos a la experiencia e instalamos en nuestra mente hechos contrastados; en el segundo caso entramos en la irracionalidad de querer preocuparnos hasta límites insospechables. Ustedes mismos saquen sus conclusiones del camino a seguir.
Si queréis tener una guía de las ideas irracionales, os dejo un capítulo de uno de los cursos de Crecimiento Personal que se dictan en el Teléfono de la Esperanza. (AQUÍ)

viernes, 15 de mayo de 2009

PENSAMIENTOS IRRACIONALES


TELÉFONO DE LA ESPERANZA

CURSO DE CRECIMIENTO PERSONAL


"CREENCIAS IRRACIONALES FRENTE A
PENSAMIENTOS RACIONALES"



1. ALGUNAS IDEAS IRRACIONALES FRECUENTES
A continuación presentamos algunas de las ideas irracionales que más frecuentemente se sue¬len utilizar y que, cuando las aplicamos a nuestra forma de pensar y de actuar no nos permiten ver la realidad de una manera objetiva y, por lo tanto, nos hacen sufrir.




1. He de ser querido y apreciado prácticamente por todos, pero especialmente por aquellos que son importantes para mí.


2. He de ser perfecto, sumamente competente y cosechar éxitos rotundos para poder aceptar mi valor personal intrínseco.


3. Mi felicidad está totalmente fuera de mi control pues depende completamente de circuns¬tancias externas.


4. No es posible contrarrestar la influencia de mi pasado. Los acontecimientos y experiencias de mi vida pasada determinan mi vida y conducta presente.


5. Todos y cada uno de mis problemas tienen una solución perfecta, y si no la encuentro estoy condenado al fracaso total.


6. Acontecimientos peligrosos y temibles necesariamente han de causar una ansiedad tre¬menda. He de prepararme para lo peor que me puede ocurrir dando vueltas constantemente en mi cabeza a toda clase de calamidades posibles.


7. He de depender de otros y tengo que contar con alguien más fuerte que yo en el que me pueda apoyar.


8. Es terrible que mis planes no se realicen como yo los había concebido. Cuando las cosas me van mal es una verdadera catástrofe.


9. Es mejor evitar dificultades y responsabilidades personales que hacerles frente.


10. Hay gente mala, maliciosa y malvada, que merecen se les condene y castigue por sus errores y mala conducta.


11. Uno ha de sentirse profundamente perturbado por los problemas y desgracias de los demás, especialmente de los más allegados.


12. Creencias propagadas por las autoridades competentes y la sociedad son conectas, y no deben ser cuestionadas.


13. Debo sentirme culpable, condenarme y castigarme por mis errores, pecados y malas acciones.


2. ALTERNATIVAS RACIONALES
Con el pensamiento racional, lo que se pretende es que la persona que tiene ideas irraciona¬les, pueda reconocer que estas creencias no son realistas y, por tanto, perjudican sus intereses emo¬cionales y relacionales y, una vez tome conciencia de ello, pueda abandonarlas y asumir nuevas creencias racionales más apropiadas y beneficiosas para ella.
Algunas alternativas racionales que la persona puede plantearse frente a los pensamientos irracionales, podrían ser las siguientes:


1. Prefiero y deseo ser querido y apreciado, pero, como adulto que soy, no puedo obtener, ni necesito amor y aprobación de todos, ni siquiera de aquellos que son especialmente importantes para mí. Comprar amor y aprobación al precio de mis valo¬res e intereses personales sería auto-derrotista.


2. Quiero de veras obtener las metas que me proponga y actuar competentemente en mis pro¬yectos, pero sea cual fuere mi actuación y mi conducta acepto plenamente mi valía perso¬nal intrínseca. Me acepto incondicionalmente como Ser Humano Falible al mismo nivel de los demás seres humanos.


3. Mi felicidad depende, en gran parte, no de acontecimientos y circunstancias externas, sino de mis actitudes, puntos de vista, opiniones y creencias. Felicidad o infelicidad surge de manera que yo percibo, interpreto, evalúo y verbalizo internamente estos acontecimientos o circunstancias.


4. Mis experiencias pasadas han influido, e influyen, en la formación de mis actitudes y creencias presentes, pero no tienen qué controlarme irremisiblemente. Como adulto, en po¬sesión de una razonable capacidad mental, tengo el poder de reemplazar mis creencias irra¬cionales y autoderrotistas.


5. La mayoría de los problemas permiten diversas opciones y soluciones alternativas. Y si un problema parece no tener solución, lo más sensato es aprender a vivir con él y asumirlo sin ansiedad excesiva.


6. Sé por experiencia que es inútil y derrotista darle vueltas a las calamidades que me pueden ocurrir. Excesiva preocupación y ansiedad no es una ayuda sino una dificultad para superar situaciones difíciles. Es mucho más eficaz usar mi energía en evaluar una situación y deci¬dir qué se puede hacer para prevenir una tragedia probable.


7. No hay dificultad en pedir ayuda cuando verdaderamente se necesita. Pero no estoy dis¬puesto a abandonarme en las manos de nadie. Es mi derecho y mi voluntad decidir por mi cuenta y riesgo, aceptar responsabilidad por mis acciones y ser quien soy.


8. Cuando las cosas no van según mis planes es desalentador y desagradable, pero no es el fin del mundo. Perturbarse profundamente porque nuestros planes y proyectos se frustran es inútil y derrotista. Lo sensato es aceptar las inevitables frustraciones de la vida, aprender de ellas, y pasar a otra cosa.


9. Hacer frente a dificultades y responsabilidades produce satisfacción más duradera que evi¬tarlas. Evitarlas genera nuevos problemas y conduce a pérdida de confianza en sí mismo. Es más sensato usar nuestras energías en hacer lo posible por superar dificultades que en inventar maniobras para evitarlas.


10. Lo que condenamos como maldad en mucha gente es a menudo el resultado de ignorancia, deficiencia mental o perturbación afectiva. Condenarles y castigarles ni es justo ni eficaz. Es más sensato evaluar la acción o la conducta sin condenar la persona.


11. Es bueno darse cuenta y sentir hasta cierto punto los sufrimientos de otros, examinar con interés sus problemas y ofrecer ayuda apropiada, y al mismo tiempo mantener nuestro equilibrio mental. El sentirse profundamente perturbado no ayuda a nadie.


12. Creencias propagadas por autoridades competentes y la sociedad merecen ser cuestionadas con aperturismo crítico. Como adulto que soy tengo el derecho a aceptar y a descartar, a conciencia, cualquier creencia.


13. Sentirse culpable, condenarse y castigarse no sirve para nada. Es más sensato y saludable aceptar responsabilidad por mis acciones, reconocer mis errores y mejorar mi conducta en el futuro, sin perder el respeto por mi persona.
*Reforzar esta nueva manera de pensar por medio de la Repetición, imaginación y
Conducta congruente.


3. CONFRONTAR LAS IDEAS IRRACIONALES CON PENSAMIENTOS RACIONALES
Para poder cambiar las ideas irracionales por otros pensamientos más realistas y racionales, la persona ha de tener un marco de referencia distinto del producido por las ideas irracionales, ha de poder ver estás ideas negativas en relación a otras ideas o planteamientos más objetivos y realistas. Esto se consigue a través de una técnica que llamamos confrontación.
Con el fin de que entiendas con mayor precisión aún en qué consiste la confrontación y fa¬cilitarte su empleo en tu propia vida, te presentamos aquí algunos ejemplos de confrontaciones sa¬cados de la experiencia de varios consultantes. Advertirás que todos ellos están concebidos confor¬me a un mismo plan, que tiene cinco etapas


a) Acontecimiento u ocasión.
b) Ideas irracionales.
c) Resultados de las ideas irracionales.
d) Confrontación.
e) Resultados de la confrontación.



Acontecimiento: Mi marido ha llegado tarde a cenar sin haber avisado.


Ideas irracionales: "El abusa de mí. Tendría que habérmelo dicho. Esto nos perturba terriblemen¬te".


Resultados de las ideas irracionales: Agresividad, tensión.


Confrontación: "Hubiera preferido que me hubiera avisado, pero estaba en su derecho al no hacerlo.
Si se le olvidó, es algo sencillamente humano. Eso, de hecho, no nos perturba sino ligeramente ".


Resultados de la confrontación: Mayor tranquilidad; incluso le he tirado alguna puntada cariñosa y nos hemos reído los dos.


Acontecimiento: Mi hija nos ha comunicado que quiere abandonar la casa y vivir en un apartamento.


Ideas irracionales: "Es demasiado joven. As! es como nos agradece nuestros desvelos y nuestro cariño. No tiene derecho a hacernos eso".


Resultados de las ideas irracionales: Gran ansiedad, llantos, inicio de amargas disputas.


Confrontación: (Salí a darme un paseo durante diez minutos para recobrarme).
"¿Dónde está la prueba de que sea demasiado joven? Soy yo quien lo afirma, y no necesariamente es verdad. Su gesto no puede significar necesariamente que nos rechace; y, aun cuando así fuera, nada prueba que tenga que amargarnos hasta la locura. Ella tiene perfecto derecho a disponer de su vida y de su persona según su entender".


Resultados de la confrontación: Profundo sosiego, que ha posibilitado una discusión más sere¬na y más objetiva sobre las ventajas y las desventajas de su decisión.


Acontecimiento: Mi mujer y yo hemos discutido, cosa bastante rara entre nosotros, y ella ha estado llorando toda la noche.
Ideas irracionales : "¡Qué bruto soy! si tuviera un poco de sensibilidad, jamás le levantaría el tono al hablarle. No merezco que siga conmigo. ¡Soy un miserable! .


Resultados de las ideas irracionales: Dolor, depresión, incapacidad de digerir, insomnio.




Confrontación: Por mucho que haga, no dejaré de ser un ser humano imperfecto. Quiero mucho a mi mujer, pero nunca la amaré perfectamente. De todos modos, es importante que ponga atención en liberar mi espíritu de los pensamientos que me han llevado a enfa¬darme con ella. Soy capaz de mejorar en ese punto trabajando duro".


Resultados de la confrontación: Sueño tras unas horas. Al día siguiente conseguí expli¬carme francamente con ella.




CUESTIONARIO




1. ¿ Qué ideas principalmente, de las expuestas en el documento, te afectan de una forma más insistente ?


2. ¿ Qué consecuencias emocionales y conductuales tienen en tu vida ?

miércoles, 13 de mayo de 2009

LOS CAPRICHOS

Vivencias vividas (2)

Una gran parte de nuestros comportamientos los hemos aprendido en la niñez. Los mensajes parentales, los que nos han llegado de las personas de referencias, padres, maestros etc. han ido estableciendo de una forma inconciente, lo que hoy somos y como nos comportamos. Evidentemente los hay quienes en un proceso de crecimiento personal han sustituido comportamientos y hábitos por formas mas acordes a su condición actual. El problema radica en quienes aun conservan hábitos impropios del adulto, y se manejan con pautas disfuncionales, que además de ser desde un punto de vista relacional negativas, produce un gran daño a la persona. Uno de esos comportamientos a los que me refiero son LOS CAPRICHOS.
Un capricho es una demanda inspirada en un antojo (y por lo tanto innecesaria) formulada con muestras de enfado y extravagancia con la finalidad de llamar la atención y así satisfacer el deseo. Ello es algo muy natural en los niños, ya que en muchos casos esa forma de manifestar su deseo, es un recurso para ser atendidos. Ocurre que si mediante esta táctica se consigue la demanda, ese comportamiento se registra como válido y si en sucesivas ocasiones nos es funcional, la adoptaremos como una forma de comportamiento “útil”.
Todos tenemos demandas que consideramos vitales, pero también puede que nos enfrentemos a un capricho. Las preguntas clave que nos debemos hacer para distinguir un capricho de una demanda necesaria para nuestra vida, son del tipo ¿puedo yo ser feliz sin ello?; ¿no es suficiente con lo que tengo? ¿Pienso solo en mi o también me pongo en el lugar del otro?. En ocasiones también empleamos los caprichos para medir fuerzas, para ver hasta donde puedo tirar de la cuerda en la prosecución de mis requerimientos, llegando incluso al regocijo cuando se logra la imposición (el capricho tiene mucho de autoritarismo).
Así como cuando estamos frente a una demanda que consideramos necesaria para nuestra estabilidad psíquica, funcional o relacional tenemos el derecho de procurar su satisfacción, frente al capricho solo cabe la desestimación de éste. Cuando así nos comportamos estamos obrando de una forma sana. Contrariamente si continuamos en nuestro empeño caprichoso, ante la negación a la demanda caprichosa, puede que nos invada un sentimiento de frustración, irritabilidad y enfado, en definitiva, sufrimiento. ¿y todo ello simplemente por un capricho?.
Seguro que te estás dando cuenta de que no vale la pena pasarlo mal por pedir caprichosamente algo que no necesitamos. Y más aún, ¿Cómo imaginan que se siente nuestro “benefactor” frente a una petición antojadiza?.