- Monedas digitales de bancos centrales (CBDC) y stablecoins: impacto en la vida diaria, soberanía monetaria y geopolítica
- El avance de las monedas digitales de bancos centrales (CBDC) y de las stablecoins está transformando el paisaje financiero global. En la vida cotidiana de los ciudadanos estos activos modifican la forma de pagar, ahorrar y acceder al crédito, con implicaciones en privacidad y fiscalidad. A nivel estatal afectan la capacidad de dirigir la política monetaria, imponer impuestos y controlar capitales. En el plano internacional, pueden debilitar el dominio del dólar y propiciar bloques monetarios regionales (p.ej. euro digital, yuan digital, futura moneda BRICS). A continuación se analizan estos tres ejes con ejemplos de iniciativas en China, Suecia, Brasil, Nigeria y la UE
- Impacto en la economía diaria
- Medios de pago y adopción. El uso de efectivo ya venía cayendo en países avanzados, tendencia acelerada por la pandemia y el comercio electrónico. Por ejemplo, en España los retiros en cajeros cayeron un 11% entre 2019 y 2021 (de 125.200 a 111.100 M€), mientras las compras con tarjetas crecieron un 21% . Las CBDC minoristas (e-krona, euro digital, eNaira, etc.) aspiran a complementar (no eliminar) el efectivo, ofreciendo pagos digitales instantáneos gratuitos o de bajo costo respaldados por el Estado. Esto puede acelerar la digitalización: “el menor uso del efectivo…es un hecho en los países desarrollados y la inclusión de las CBDC… puede intensificar aún más” esta tendencia . En China, por ejemplo, el yuan digital suma ya más de 260 millones de billeteras activas en 2024 , lo que facilita que grandes transacciones cotidianas y gubernamentales se realicen vía e-CNY.
- Stablecoins como puente en economías frágiles. En economías con alta inflación o controles cambiarios (Argentina, Venezuela, Turquía, etc.) las stablecoins (monedas digitales con valor anclado al dólar u otro activo) han ganado popularidad como refugio de valor. Permiten pagos diarios y remesas sin intermediarios bancarios costosos . En palabras del análisis de Cointelegraph, “la gente ha perdido la fe en que sus bancos centrales mantengan el valor de su dinero…cada ahorro en stablecoin es una declaración de que la moneda nacional no cumple su función” . En la práctica, estas monedas actúan como puente entre la conveniencia digital y la estabilidad conocida: estabilizan ahorros en dólares digitales accesibles, y cobran fuerza para pagos internacionales de bajo costo . Un reporte de Bitso Business confirmó que el uso institucional de stablecoins en Latinoamérica se duplicó entre 2024 y 2025, principalmente en pagos transfronterizos de empresas . En conjunto, las stablecoins están cerrando la brecha entre el sistema financiero tradicional y la economía digital , especialmente en países donde muchos ciudadanos carecen de cuentas bancarias formales .
- Acceso al crédito y banca comercial. Las CBDC podrían reducir la relevancia de los depósitos bancarios tradicionales y, por tanto, la capacidad de los bancos para prestar. Si los ciudadanos y empresas mantienen sus saldos en CBDC en el banco central (en lugar de en bancos comerciales), “los depósitos bancarios serían más escasos y más volátiles, lo que llevaría a la reducción del crédito” en la economía real . Esto podría obligar a los bancos a buscar nuevas fuentes de fondeo (mercados mayoristas, clientes institucionales) o repensar su modelo de negocio. El riesgo de una contracción del crédito depende del diseño: límites de tenencia o tasas cero en el nivel de uso minorista podrían atenuar la salida de depósitos . En Brasil, por ejemplo, se diseñó el piloto DREX (real digital) como CBDC mayorista para liquidaciones interbancarias, manteniendo el acceso minorista vía tokens de depósitos bancarios, dado el éxito del sistema “Pix” de pagos instantáneos . Esto ilustra una opción híbrida: usar CBDC para eficientar la banca mayorista, dejando la mayoría de la actividad minorista en los sistemas actuales.
- Privacidad y vigilancia. El dinero en efectivo permite pagos anónimos; las CBDC, al contrario, facilitan el rastro electrónico de cada operación. Según encuestas del BCE, la privacidad de los pagos es “la característica más relevante” para ciudadanos y comerciantes . Sin embargo, casi todos los diseños de CBDC optan por un sistema de cuentas identificadas (no token anónimo) para evitar el uso ilícito. La Riksbank ha diseñado su piloto e-krona con una arquitectura en la que solo el banco central y las autoridades reguladoras pueden acceder a cierta información, aproximándose a la privacidad del sistema bancario actual . En China, el e-CNY cifra los datos del usuario, pero el banco central aún puede trazar transacciones para prevenir delitos financieros . Aún así, muchos usuarios temen que un CBDC se convierta en herramienta de vigilancia: como señala un análisis, las medidas “antiblanqueo” del eNaira nigeriano fueron vistas por los usuarios como invasión de privacidad, pues “el gobierno puede monitorear todo tu dinero y usar esa información para control” . En suma, en la vida diaria se plantea un trade-off entre la conveniencia de pagos digitales e inmediatos y la protección de datos personales; los diseños de CBDC deberán balancear ambos aspectos para ganar aceptación pública .
- Transparencia fiscal y control gubernamental. Las CBDC pueden potenciar el control estatal sobre los pagos. Por ejemplo, permitirían implementar automáticamente transferencias fiscales o subsidios directos (como pagos de ayudas sociales) de forma más eficiente: “Los gobiernos podrían mejorar su control sobre la infraestructura de pagos e incluso proveer un canal más eficiente para las transferencias fiscales” . Al mismo tiempo, el monitoreo de gasto en tiempo real puede facilitar la lucha contra la evasión. Sin embargo, esto también implica que cada transacción queda registrada; como advierten expertos, la reducción del efectivo “se llega a equiparar con una reducción de la libertad individual” . El control fiscal se extiende al diseño de la propia CBDC: se discuten mecanismos para limitar cuánto puede tener o gastar cada persona (p.ej. montos máximos o expiración de billetes digitales), con el objetivo de evitar acumulaciones especulativas o elusión fiscal. En países con economías formales del todo basadas en efectivo (como Nigeria, con una economía informal de ~$220.000 M que prospera al margen de la banca), la presión fiscal podría incrementarse si los gobiernos intentan eliminar el efectivo y obligar al uso de CBDC .
- En resumen, en la vida cotidiana las CBDC prometen pagos más rápidos, inclusivos y baratos, pero también introducen retos significativos: seguridad informática, brecha digital para poblaciones sin tecnología, y dilemas de privacidad. Las stablecoins privadas actúan hoy como complemento (o escape) en regiones con moneda débil o restricciones cambiarias, influyendo indirectamente en la demanda de CBDC oficiales . Ejemplos concretos: en Argentina y Nigeria se observó cómo la población busca alternativas digitales al peso y al naira ; en Suecia, el Riksbank trabaja en un e-krona que preserve privacidad bancaria ; en Brasil, el real digital (DREX) integra DeFi y open finance para mejorar la eficiencia del sistema .
- Soberanía monetaria y control estatal
- Las CBDC otorgan a los gobiernos herramientas inéditas sobre la oferta monetaria y los pagos. Por un lado pueden fortalecer la soberanía monetaria: facilitan medidas de política monetaria directa (p.ej. estímulos, transferencias focalizadas) sin intermediación bancaria. Pero también acarrean riesgos de exceso de control. Entre sus efectos clave destacan:
- Tasas de interés y regulaciones macroprudenciales. Con efectivo físico limitado, los bancos centrales podrían aplicar tipos de interés muy negativos para estimular la economía sin que los ciudadanos escondan dinero bajo el colchón. El BCE y otros estudiosos señalan que, al eliminar el efectivo, se ampliaría el rango de acción monetaria (Rogoff propuso hace años esta idea) . No obstante, esto implicaría introducir fuertes controles: como advierte BBVA, “la existencia de efectivo con valor nominal fijo limita los tipos negativos. Para superarlo… habría que eliminar o restringir el efectivo, lo que exigiría introducir controles de capital para evitar que la población recurra a otras divisas” . En otras palabras, un CBDC permitiría imponer tasas negativas profundas y sanciones automáticas, pero a costa de mayores controles financieros (por ejemplo, topes a la conversión a moneda extranjera).
- Política fiscal y dominancia fiscal. Al centralizar todos los pagos, el Estado podría coordinar más estrechamente políticas monetaria y fiscal (p.ej. atribuir un papel activo al BC en el financiamiento del gasto público). Esto puede socavar la independencia del banco central. Según algunos expertos, existe el riesgo de “dominancia fiscal”, donde la política monetaria queda subordinada a los objetivos del Tesoro . Es decir, un gobierno con un CBDC podría, en la práctica, imponer sus prioridades (déficit, inflación, endeudamiento) con mayor facilidad, debilitando los límites legales que antes protegían al banco central.
- Dolarización y uso de divisas extranjeras. Si los tipos negativos se vuelven muy profundos o se restringe el acceso a moneda local, los ahorradores pueden huir hacia monedas extranjeras (físicas o digitales). Los bancos centrales suelen advertir que, sin efectivo, el público tendería a dolarizarse. Para evitarlo, se necesitarían controles de capital más estrictos . Paradójicamente, un CBDC pensado para reforzar la soberanía nacional podría intensificar la búsqueda de refugio en activos externos (como stablecoins en USD) cuando la confianza en la moneda local disminuye . De hecho, algunos analistas sugieren que la popularidad de las stablecoins en países con monedas débiles es un “voto de desconfianza” hacia los bancos centrales locales , un fenómeno que refleja directamente problemas de soberanía monetaria.
- Medición y control del flujo de capitales. Las CBDC facilitan un monitoreo casi completo de las transacciones, lo que amplía la capacidad estatal para detectar y bloquear flujos financieros transfronterizos sospechosos. Esto puede fortalecer la lucha contra el lavado y la evasión, pero al mismo tiempo ofrece al Estado un control sin precedentes sobre los movimientos de capital. En escenarios de crisis, el gobierno podría imponer límites inmediatos (p.ej. congelar un saldo de CBDC o prohibir envíos al exterior con un click) . Así, la soberanía aumentaría en el sentido de mayor supervisión, pero se debilita en el de flexibilidad: el público pierde mecanismos informales de protección (bolsas personales de efectivo o criptos) frente a decisiones monetarias agresivas.
- En conjunto, las CBDC otorgan más poder al Estado (capacidad de regular la liquidez con alta precisión), pero también abren un espacio para abusos o dependencia. En cambio, las stablecoins privadas pueden socavar esa soberanía: al estar descentralizadas y casi siempre vinculadas al dólar o criptomonedas, ofrecen alternativas al control nacional. Por ejemplo, remesas o transacciones en stablecoins podrán eludir las sanciones o impuestos locales. Estados Unidos lo ha reconocido: hay quienes sostienen que EE.UU. promueve de hecho el uso de stablecoins (dólar digitales) precisamente para mantener el rol global del dólar . En cualquier caso, si la población se vuelca por completo a monedas extranjeras digitales, la política monetaria local pierde eficacia.
- En conclusión, las CBDC pueden reforzar la herramienta estatal (más transparencia, eficacia en pagos públicos, nuevos instrumentos de política) pero también debilitarla si socavan la confianza en la moneda nacional (influyendo en la dolarización) o si cruzan líneas que antes limitaban el poder de los gobiernos (independencia del banco central, derechos financieros individuales) . El diseño final (límites, anonimato parcial, interoperabilidad) determinará en gran medida este equilibrio.
- Dimensión geopolítica
- A nivel global, las monedas digitales están redefiniendo las dinámicas de poder monetario:
- Desdolarización y alternativas de reserva. Tradicionalmente, el dólar ha dominado el comercio internacional y las reservas. Sin embargo, varios actores consideran que un CBDC creíble podría erosionar esa hegemonía. Como explica un análisis, “si una potencia emergente logra establecer su CBDC como una alternativa creíble y eficiente… podría comenzar a erosionar la influencia del billete verde” . La creación de “corredores financieros digitales” directos entre países (p. ej. pagos bilaterales sin pasar por bancos corresponsales en dólares) se interpreta como un acto de desdolarización gradual . Los gobiernos de EE.UU. vigilan esto de cerca: bajo la administración Trump se emitió una orden ejecutiva para “salvaguardar el papel global del dólar” y fomentar stablecoins norteamericanas frente a alternativas extranjeras (como respuesta a la amenaza percibida de CBDC rivales).
- Yuan digital (China). China está a la vanguardia en despliegue de CBDC. El e-CNY ya tiene cientos de millones de usuarios y se prueba activamente en pagos internacionales. En 2023 Pekín lanzó un sistema piloto de liquidación transfronteriza con su yuan digital conectando a 16 países de la ASEAN y Oriente Medio, “eludiendo SWIFT y la tradicional red bancaria corresponsal” . Esto podría acelerar el uso del yuan fuera de China, especialmente en la región Asia-Pacífico. El propio BCE reconoce que la aceptación del e-CNY en transacciones globales aumentaría si el proyecto chino tiene éxito . Por otro lado, Beijing también promueve el uso del yuan en acuerdos de comercio bilateral con muchos países, y acumula reservas de divisas (incluyendo oro) para reducir la dependencia del dólar.
- Euro digital (Unión Europea). La UE avanza con su euro digital no solo como moneda interna, sino como instrumento estratégico. En octubre de 2023 el BCE inició la fase de preparación del proyecto, buscando pagos digitales «seguros y gratuitos» respaldados oficialmente . Más allá de la comodidad, el euro digital persigue la “autonomía estratégica” europea: la legislación reciente subraya que el euro digital fortalecerá la soberanía del euro y su resiliencia ante crisis, reduciendo dependencia de proveedores de pagos extranjeros . Europa también estudia permitir su uso en pagos internacionales y remesas para impulsar el euro internacional. Así, la UE busca que la moneda común mantenga o amplíe su peso global frente a CBDC y stablecoins de terceros países .
- Bloques regionales y nuevas monedas. Algunos países exploran monedas digitales conjuntas. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) han propuesto plataformas para interconectar sus CBDC y hasta una moneda común. Un reportaje destaca la idea de un BRICS digital respaldado en oro y canasta de monedas locales para transacciones intra-bloque . Un proyecto así reduciría la volatilidad cambiaria y bajaría costos comerciales internos, ganando peso a nivel global. Por ejemplo, si las transacciones entre BRICS usaran este activo común, se estima ahorro en comisiones equivalente a miles de millones de dólares. No es casual: Rusia y China han venido ampliando el comercio en sus monedas locales para evitar sanciones basadas en el dólar, lo que a su vez estimula estas iniciativas digitales .
- Implicaciones para el orden financiero global. En conjunto, el surgimiento de monedas digitales estatales puede fragmentar el sistema de pagos global. Países dependientes de redes dominadas por Occidente (SWIFT, mercados en dólares) buscan alternativas más autónomas . Ya se habla de “esferas de influencia digital” alrededor de grandes potencias. Sin embargo, el cambio no ocurrirá de golpe. Analistas señalan que aunque exista un camino hacia la multipolaridad monetaria, aún no se vislumbra un reemplazo inmediato del dólar. Lo que sí está claro es que tanto los CBDC como las stablecoins están en el centro de una “carrera armamentista” financiera por el liderazgo global : quien ofrezca la moneda digital más eficiente y segura, podría imponer estándares internacionales en el futuro.
- En definitiva, las CBDC y stablecoins han pasado de ser experimentos técnicos a herramientas geopolíticas. Ejemplos concretos ilustran estos efectos: el avance chino del e-CNY en Asia, el proyecto euro digital de la UE, la elevada adopción de Pix en Brasil complementada con el piloto DREX , o la puesta en marcha del eNaira en Nigeria (aunque con baja adopción inicial, solo 13 M de billeteras en 2023) . Todos buscan mejorar su soberanía financiera, pero también redefinen alianzas. A la larga, el rol de la moneda global de reserva (hoy el dólar) podría verse erosionado por esta transformación, impulsando eventualmente un sistema monetario más diversificado y digitalizado.
- Fuentes: Estudios académicos y documentos de instituciones financieras (BCE, BIS, FMI), análisis de expertos y reportajes de prensa especializada han sido consultados para este análisis . Cada afirmación está respaldada en las citas indicadas.
Mis Artículos
lunes, 15 de septiembre de 2025
MONEDAS DIGITALES
jueves, 25 de mayo de 2017
LOS
PACTOS DE LA MONCLOA. UN PRINCIPIO DE SOLUCIÓN.
* Publicado por La Nueva
Provincia
Una vez más
el gobierno De la Rúa pretende llamar a una suerte de convocatoria al dialogo,
que aparece más grandilocuente en su enunciado que lo que realmente encierra,
ya que entre otros aspectos no existe una idea definida sobre que es lo que se
debe consensuar a los efectos de definir el protagonismo de la Argentina para
los próximos años. Si recorremos las últimas décadas, encontraremos todo tipo
de iniciativas, desde la rimbombante multipartidaria, hasta las modestas
reuniones sectoriales, pasando por los “grandes acuerdos nacionales”.
Al hilo de
lo anterior, se observa que recurrentemente está presente en el comentario de
la dirigencia argentina, la celebración del Pacto de la Moncloa que tuvo lugar
en la empobrecida y aldeana España de 1977. Lo triste es que quienes los invocan,
no pasan de ello, de un comentario que ni siquiera llega a la categoría de una
expresión deseo. Y es que los pactos de la Moncloa comprometieron fuertemente a
la estructura política y aquí eso aún no ha madurado. Cada vez que escucho
hablar sobre el tema no puedo dejar de valorar dos asuntos: primero, existe un
gran desconocimiento del contexto institucional en el que se realizaron los
pactos; y en segundo lugar, observo una absoluta falta de voluntad para llevar
a cabo en el país alguna suerte de coincidencia o similitud como la demostrada
por la dirigencia española. Para entender mejor lo ocurrido en la España de
1977-78 y su posible extrapolación a la actualidad política Argentina es
preciso realizar algunos comentarios.
Los Pactos
de la Moncloa consistieron en un acuerdo entre todas las fuerzas políticas con
representación parlamentaria -y que contaron con el apoyo de sindicatos y
empresarios- que tenían como finalidad arreglar la alarmante situación
económica que en 1977 era explosiva. Ello llevaba a la necesidad de elaborar
una solución que pusiera de acuerdo a todo el arco parlamentario, aplicando en
este sentido una "política de concentración", no sólo sobre temas
económicos, sino también jurídicos y políticos
Debo
alertar que visto hoy desde la realidad argentina la “situación económica
explosiva” a la que me he referido respecto de España, la misma era relativa al
resto de los países europeos, ya que si se la compara con la actual situación
argentina 2001, aquello era un lecho de rosas.
Enrique
Fuentes Quintana se encargó de la redacción del documento base, quien cuando lo
presentó al parlamento, resucitó una célebre expresión de un político
republicano de 1932: «O los demócratas acaban con la crisis económica española
o la crisis acaba con la democracia». Los Pactos fueron sin duda una solución
para la emergencia, pero fundamentalmente, un entrenamiento para la discusión
trascendental que significó la redacción del proyecto de país, cuestión que se
plasmó en la redacción de su Constitución.
Pero lo
sustancial es que los Pactos de Moncloa se realizaron dentro de un marco más
amplio que era la redacción de la Constitución que daría origen al actual
Estado Social y Democrático de Derecho. Si bien las Cortes elegidas en
septiembre de 1977 no tenían el carácter de Constituyentes, rápidamente
observaron tal necesidad y comenzó a gestarse un proyecto de país que surgió de
una ponencia formada por siete parlamentarios -dos progresistas y cinco
conservadores- que entre agosto y diciembre de 1977 elaboraron un anteproyecto
que presentaron en enero de 1978 a los grupos parlamentarios.
Éstos
propusieron sus enmiendas a la ponencia y entregaron el trabajo realizado en
abril de 1978 a una Comisión del Congreso.
Los debates
en el Pleno del Congreso se desarrollaron entre el 1 y el 24 de julio, en el
Senado y en la Comisión Mixta, que dieron lugar al texto que fue presentado a
los ciudadanos en referéndum el 6 de diciembre de 1978.
El texto
fue aprobado el 31 de agosto de 1978 en el Congreso con las abstenciones, entre
otros, del Partido Nacionalista Vasco.
El 6 de
diciembre de 1978 el pueblo español aprobó el texto a través de un
referéndum. Nació así la Constitución de
1978 alcanzada por consenso, un consenso eso sí, ensayado en los Pactos de la
Moncloa.
No se trata
aquí de comentar la Constitución Española; sólo diré dos cosas en función de
mis convicciones respecto de lo que hoy se debiera debatir en nuestra Nación
para la resolución de un proyecto de país: el tratamiento que recibieron los
aspectos sociales y económicos, y sobre todo, la organización política y
territorial del Estado. Quedará para otro artículo, el análisis de la
conveniencia de adecuar nuestra Constitución a la realidad político
administrativa y social que vivimos.
Si bien es
cierto que extrapolar ideas y soluciones exitosas en otros países no siempre es
conveniente, por el conocimiento que tengo de España y de su sociedad me atrevo
a decir que no observo que existan diferencias intrínsecas fundamentales que
nos invaliden como pueblo actuar con el mismo sentido de grandeza que
prevaleció en la España del 78. Las diferencias en el pensamiento político de
los españoles son marcadas y hasta en algunos casos profundas, basta ver que
ocurre con los nacionalismos y la unidad española; pero hay algo sumamente
importante, allí se reconocen límites. Las críticas entre los integrantes de la
clase dirigente son furibundas; también existió corrupción política,
principalmente en los primeros años de democracia, y también decir que muchos
políticos y funcionarios no constituyeron precisamente un modelo virtuoso.
¿Dónde
reside la diferencia entre ellos y nosotros?. Fundamentalmente en que la
sociedad española privilegió por sobre toda otra consideración como mayor logro
del gobierno -y más allá de las diferencias saludables en las ideas y los
programas- el intento de alcanzar la
felicidad del pueblo como una meta posible e irrenunciable, y ¡vaya si lo
lograron!. Además es de justicia decir que sus representantes cumplieron
ajustadamente con ese mandato y los que no cumplieron, el mismo sistema los
depuró.
Nosotros
como sociedad aún no hemos discutido inteligentemente como lograr la felicidad,
y hasta posiblemente a muchos le parecerá banal que se hable de ello, pero es
la diferencia entre la grandeza y pequeñez. Si la primera se impone a la
segunda, debemos ser razonablemente optimistas y pensar que podemos estar
próximos a comenzar a recorrer un camino en la misma dirección que lo hiciera
España en 1978. La Inteligencia resolutiva es la que no aparece. Despertarla
debe ser un objetivo permanente.
jueves, 13 de noviembre de 2014
ARGENTINA: UNA REVOLUCION PARA EL CAMBIO
El excelente libro de Daron Acemoglu y James Robinson, rompe
mitos y describe con toda clase de ejemplos, un tema poco debatido y mal
diagnosticado: “PORQUE FRACASAN LOS PAÍSES”. En estrecho resumen, el libro
indica que la pobreza o prosperidad depende de la calidad de las instituciones,
las que normalmente tienen orígenes remotos que se mantienen en el tiempo
enmarcadas en un círculo vicioso o virtuoso que crea fuerzas poderosas
dirigidas a perpetuar las instituciones.
El fracaso de los países africanos, latinoamericanos y
algunos asiáticos, si bien rompieron lazos con sus antiguas colonias en algunos
casos hace más de dos siglos, ello no produjo cambios significativos en las
instituciones, ya que no modifico la estructura extractiva de las mismas.
Españoles, Ingleses y Holandeses principalmente, aplicaron en
sus colonias estructuras de gobierno coercitivas, con el propósito de extraer
lo que había en ellas: en algunos casos oro y plata, diamantes, azúcar o especies
entre las más apetecibles. El negocio era explotar a la población y las
riquezas naturales; incluso arrasaron con las incipientes producciones locales
si entraban en conflicto con sus economías vernáculas. En aquellos territorios
en los que no había nada por extraer, ni población organizada a la que someter,
por ejemplo el norte de los Estados Unidos o Australia, el resultado fue bien distinto.
Aunque de una forma más sofisticada y acorde a los tiempos, lo
que hicieron los gobiernos coloniales es lo mismo que ocurre hoy día en nuestro
país. Los sucesivos gobiernos se apoyan en instituciones extractivas que vía
gravámenes y gabelas, monopolios, incluso expropiaciones, extraen la riqueza
que generan los sectores más dinámicos de la economía. La extracción no
reconoce límites, siendo la corrupción organizada en contubernios con “empresarios
amigos”, la forma en que la élite se enriquecerse personalmente.
El modelo es bien simple, se trata de contar con instituciones
políticas extractivas no plurales, las que generan una economía extractiva que
enriquece a la élite gobernante; así el poder es cada vez más poderoso
económicamente, lo cual posibilita la compra de más poder, con el fin de destruir
el estado de derecho y tender al absolutismo. Bajo el paraguas de la democracia
que reviste de legalidad al sistema y como forma de permanecer en el negocio,
el gobierno compran voluntades (votos) demagógicamente mediante dadivas en
formas de “ayuda social” en sectores de la población cautivos, lo que
constituye una forma moderna de servidumbre.
Si bien es cierto que periódicamente cambian los dueños del
poder y de algún modo también las formas, la naturaleza de las instituciones
gubernamentales tiene una estructura similar a la de los gobiernos coloniales. Romper
este círculo vicioso es el desafío, pero ello no es fácil ya que hay vínculos
arraigados difíciles de remover. Salir del círculo vicioso no es posible sin romper
moldes.
La revolución espontanea de diciembre de 2001 estuvo cerca
de poder realizar el cambio: “el que se vayan todos” no funcionó, salvos los
muertos, están todos, y así no se cambia, aunque en realidad el “que se vayan
todos” hacía referencia más que a nombres, a la forma de gobernar. Aquella
revolución se cerró en falso y mientras no se resuelva continuaremos en el
mismo círculo destructivo. Solamente una revolución en las formas y en la naturaleza
de las instituciones políticas y económicas podrá desplazar el círculo al lado
virtuoso. Aquellos que pregonan la continuidad
con cambios, evidentemente no forman parte de la solución. La ley de hierro
de la oligarquía continuara vigente y el próximo líder buscará aumentar más si
cabe su poder, incluso olvidando sus orígenes y principios.
martes, 16 de septiembre de 2014
LAS TERCERAS VIAS
«Las ideas, incluso las grandes ideas, se pueden improvisar. Las creencias, no».
Ortega y Gasset
Articulo extraído de Ideas y Sugerencias para la Fundación de la Cuarta República
Descartado el centro político por inconsistente, nos quedan por analizar
que es (o son) la tercera vía. En la última década se han referido a ella
fundamentalmente dos pensadores, uno Ingles, Anthoni Giddens, y el otro alemán,
Jürgen Habermars, y aunque con distinto propósito, ninguno a propuesto una
teoría revolucionaria ni vanguardista. Aun más, considero que la Tercera Vía
que Giddens, diseñada para reforzar la posición política de Toni Blair, no es
más que oportunismo político sobre ideas que como veremos, llevan más de un
siglo de vigencia. Habermars propone un análisis muy riguroso sobre como
contrapesar el poder el dinero y la solidaridad, pero sus buenas intenciones no
siempre se perciben realizables.
El primer elemento engañoso que presenta la tercera vía, es que la
pretenden posicionar como un alternativa intermedia entre la derecha y la
izquierda, y el segundo que se la presenta como una doctrina moderna. Ni lo uno
ni lo otro. En un artículo publicado en La Clave, firmado por Heleno Saña, nos
recuerda que “El verdadero y más antiguo precursor de la tercera vía es Eduardo
Berstein, que entre finales del siglo XIX y principios del XX escandalizó a la
ortodoxia marxista declarando que era posible realizar el socialismo dentro del
marco capitalista”. Debo recordar que Berstein pertenecía al Partido Obrero
Democrático (alemán), inspirado por Lasalle y luego Engels, y que fuera
prohibido por Bismarck en 1878, y levantada su prohibición en 1890, el partido
adoptó una orientación marxista ortodoxa. En el congreso de Hannover de 1899,
Berstein, el albacea de Engels, abandona toda ofensiva revolucionaria en nombre
del gradualismo, y si bien fue condenado en el Congreso, recibe el apoyo de los
sindicatos socialdemócratas.
Saña continua con la historia y nos cuenta que “el 'Zentrum' fue originariamente
un movimiento confesional surgido en Alemania en 1852 con el objeto de defender
los derechos de los católicos combatidos por Bismarck. Disuelto en 1933 por
Hitler, reapareció tras la Segunda Guerra Mundial con el nombre de democracia
cristiana, convirtiéndose en la fuerza política más importante de los dos
países ex fascistas Alemania e Italia”. Y por último Saña recuerda que, “el
economista checoeslovaco Ota Sik publicó en 1972, tras el aplastamiento de la
Primavera de Praga, un libro titulado exactamente 'Der dritte Weg", esto
es, la 'tercera vía'.
Sobre el final de esta sección del ensayo, realizaré una distinción según
la línea esbozada al comienzo respecto del pensamiento de Habermars y de
Giddens, pera más allá de ello, me interesa rescatar una consideración de
importancia: cualquier idea sobre “terceras vías” siempre constituyen una
variante dentro de la izquierda, y en ningún caso debemos considerar a estas
tesis, como síntesis o ecualización entre la izquierda y la derecha.
Dicho lo anterior, se desprende que desde la opinión que caracteriza este
ensayo, las ideologías políticas continúan siendo las dos clásicas, con sus
grados de adecuación y adaptación, y con las políticas propuestas por los
Partidos, como última expresión de los matices. Es en virtud de ello, que la
izquierda al encontrarse acorralada por el progreso de los gobiernos de
derecha, decide “combatir al enemigo con sus propias armas, lo cual no es
naturalmente un invento del señor Giddens y sus emuladores. Ya el canciller
Bismarck estableció el primer sistema de seguridad social del mundo para
combatir a la socialdemocracia” (Saña).
Y si bien las terceras vías lejos de constituir una alternativa
cualitativa al sistema liberal-capitalista, solo pretenden aproximarse por
conveniencia electoral, constituyendo en el mejor de los casos, a una burda
variante del mismo. Pero aun así, la proximidad en el terreno económico en
ningún caso implica que las “otras” diferencias entre la izquierda y la derecha
hubiesen desaparecido. Aun tendremos como elementos diferenciadores entre la
derecha y la tercera vía, la ética de la Razón (falaz) de la Izquierda,
respecto de las tradiciones costumbres y principios de la moral de la derecha.
Una vez más es preciso recordar que para la derecha, la economía y el
sentido de propiedad constituyen elementos derivados de la aplicación universal
del concepto de libertad y legalidad, mientras que para la izquierda, la
economía y la propiedad constituye el sentido de su existencia materialista.
Pero aun así, la izquierda seguirá arrastrado a la derecha a la discusión
dialéctica en el terreno de la economía, desvirtuando y falseando los orígenes
de una y otra doctrina, con la finalidad de ocultar la raíz materialista de la
izquierda y disimular su incapacidad consuetudinaria para administrar. El día
que la derecha se sacuda su complejo y se lance a debatir ideas en nombre se
identidad, la izquierda mucho tendrá que esforzarse para mantener sus adeptos,
a los que ha ganado sobre la base de la mentira y la demagogia.
La concepción de Habermas
Según define Gustavo Bueno en “El mito de la izquierda”, la concepción de
Habermas más que una teoría, es una idea de la izquierda actual que procede del
intento de ofrecer a sus compatriotas lo que la izquierda alemana puede ser
hoy. Intenta Habermars delimitar la idea de la izquierda principalmente con la
izquierda comunista, y sostiene “la izquierda no comunista no debe cargar en
sus espaldas con el comunismo, pero tampoco puede actuar como si nada hubiese
pasado”. También Habermars se enfrenta a la socialdemocracia, por el “exceso de
estado” que en ella se respira. La izquierda de Habermars es la del “rechazo
visceral al poder”, pero a su vez no pretende ser revolucionaria, su actitud es
la del reformismo radical, Es una izquierda que busca destacar el socialismo,
pero un socialismo basado en la en la racionalidad democrática.
No obstante, resulta difícil interpretar sus discurso respecto del estado
de bienestar y las fuentes de financiamiento, ya que por momentos da una visión
apocalíptica del estado de bienestar al que considera la encarnación de la
utopía socialista del bienestar para todos que da por agotada, razonado la
misma, en la incapacidad de los estados actuales para financiar su coste, ya
que sostiene que solo el estado puede ser poderoso económicamente hablando si
aplica un fuerte intervensionismo. Pero a su vez sostiene que no ve otra
alternativa que no pase por el mantenimiento del estado de bienestar, incluso
para los gobiernos capitalistas, a los que pone en la disyuntiva de fracasar si
destruyen la sociedad del bienestar, pero también si se proponen mantenerla.
Habermas cobra protagonismo universal cuando sostiene que “el Estado
Alemán se acabó. Lo que podemos aportar como nación es precisamente percatarnos
de la situación mundial: que la propia idea del estado nacional es la hoy la
desgracia de Europa y todos los continentes” (¿apología de la globalización?).
Y afirma que hay que alcanzar la universalidad pero desde una identidad
nacional, la identidad alemana, recuperada por la Constitución de Bonn, la
constitución que devolvió la identidad a las dos alemanias. La nación, en suma,
permanece para la izquierda de Habermans, como el soporte para el “patriotismo
constitucional”, como identidad postnacional (G. Bueno).
Desde mi punto de vista, la intencionalidad de Habermars difícilmente
alcanzará universalidad, y solo puede llegar a prender en algunos estados de
Europa fundamentalmente por el acierto (discutible) de establecer la idea del
“patriotismo constitucional” tan necesario en muchos rincones de Europa. Pero
desde el punto de vista de su nueva visión de la izquierda, y fundamentalmente
la opinión respecto del estado y su papel social, su tesis se asemeja al
socialismo libertario, él que encuentra en el anarquismo decimonónico su
aproximación utópica más semejante, y nunca desarrollada por estado alguno. El
nihilismo nunca dejara de ser una travesura juvenil. Posiblemente en el caso de
Habermars, que no es precisamente joven, no se trate de travesura, pero si de
un despiste monumental, por el cual pocos saben en donde encasillarle.
Giddens y el laborismo ingles
Poco aportaré a esta idea del pensador inglés, en principio, porque la
considero un programa electoral concebido para derrotar a la derecha, propósito
que logró, y por lo tanto, una plataforma en donde conviven el capitalismo y el
estado de bienestar.
Si no se analiza en el tiempo (siglos) el comportamiento de los gobiernos
ingleses, su democracia, la política y la prosperidad del Reino Unido, podríamos
convenir que la plataforma de Giddens fue todo un éxito, no ya por su buena
acogida electoral, sino por los niveles de grandeza alcanzados por el Reino
Unido. Pero no es así, Inglaterra, mas allá de los pensadores, gobiernos y
propaladores de ideas, desde siempre su sociedad conservadora ha demostrado
estar a la vanguardia de la humanidad y muy por encima de sus gobiernos. Ni la
ultracosnervadora Margaret Thatcher , ni el liberal de izquierdas Toni Blair,
han variado sustancialmente el rumbo de Inglaterra en los últimos 20 años,
aunque siempre han demostrado respecto por las ideas que en cada momento se
imponen según el paso de los EE. UU.
Lo que los Ingleses no aceptan son los híbridos (y de ello debemos tomar
lección y aprendizaje), y entre M. Thatcher y Blair estuvo J. Major, de quien
la historia ni su pueblo seguramente se recordarán.
Si se quiere seguir el ejemplo de una democracia moderna (en toda época),
de su excelsa vida política y del progreso social de su sociedad en un marco de
costumbrismo envidiable, no miremos hoy a Giddens como la novedad, sino a la
Inglaterra histórica, de la que Manuel Fraga aconseja a los políticos a seguir
una “vida centrada, que no sigan senderos alejados de los grandes movimientos
ideológicos anglosajones, los que permite gobernar un Estado que tiene una
plasticidad extraordinaria”. Punto.
viernes, 12 de septiembre de 2014
LAS INUNDACIONES EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
EL GRAN CANAL
Cada vez resultan más recurrentes
las inundaciones en la provincia, especialmente en la zona centro y noreste.
Más allá de las intensas lluvias que superan en esta época del año las medias
anuales, existen otros motivos naturales y artificiales que complican la
situación.
En primer lugar, nos encontramos en
toda la provincia con pendientes naturales críticas, con localidades distantes
del mar, más de trescientos kilómetros, cuya altitud ronda los 70 MSNM, como
por ejemplo es el caso de Cachari en el partido de Azul o de Junin. En segundo
lugar, vemos que la provincia carece de ríos con suficiente calado para conducir
las aguas pluviales hasta el mar, y también de depósitos naturales (lagos) para
almacenar los excesos hídricos. En tercer lugar la intervención del hombre que
ha modificado la escorrentía, fundamentalmente con la construcción de diques
artificiales, los caminos, las amplias zona urbanizadas y los “canales”
furtivos que trasladan el problema de un predio a otro. Los elementos enunciados
debemos entender son producto de una realidad que debemos aceptar, bien sea por
el capricho de la naturaleza, o por el imparable progreso de la vida en la
tierra.
Por lo tanto y considerando que
no es aceptable convivir con las inundaciones recurrentes, debemos expresar que
si bien hay solución, la misma no es sencilla, y que en la actualidad se escuchan
discursos bien sea demagógicos, bien sea interesados que no llevan a ningún lugar.
Solución hay y veremos algunas interesante de evaluar.
fuente del mapa Ver Articulo
A principio del siglo XX, un
ingeniero francés de quien no recuerdo su nombre, publico un trabajo que título
“El Gran Canal”, encontrándose en la biblioteca de la Legislatura de la Provincia
en La Plata un ejemplar. La obra consistía en la construcción de un gran canal
navegable, coincidente con el Rio Salado, él que tiene su origen en lagunas en el
sur de Santa Fe (Teodolina) y desagua en la Ensenada de Sanborombon, luego de correr
unos 650 km y a una altura de 75 m aproximadamente. El Gran Canal recibiría los
aportes de la cuenca del Salado y del Rio Quinto, que viene desde San Luis. Lógicamente
al ser navegable, para lograr calado suficiente, el proyecto del canal contaba
con exclusas, y requería la adecuación de todas las estructuras de vías de
comunicación que cortan el canal.
Evidentemente se trata de una
gran obra de ingeniería, de inversión millonaria, que el autor justificaba en
el desarrollo que imaginaba en ambas márgenes costeras. Así pensaba en transformar
esas tierras agrícolas de escaso valor precisamente por su carácter inundable,
en ricas para la producción de productos hortícolas, granjas e industrias trasformadoras
de productos primarios. El hecho de ser navegable, permitía sacar la producción
de todo tipo en su zona de influencia, por un puerto que se construiría en Sanborombón.
Como todo proyecto concebido en
otra época, y quizás con más entusiasmo que realismo, a la luz de la realidad
de hoy y considerando no solo el carácter comercial de la obra sino como una
solución a la inundación de millones de hectáreas, me parece que sería prudente
dedicarle algún tiempo de estudio a este proyecto. A su vez y así como el Gran
Canal solucionaría la falta de un gran río, también debemos considerar la
construcción de reservorios naturales asociados al Gran Canal, para el
almacenamiento del agua en épocas de exceso, con el objeto de compensar los
faltantes hídricos en épocas de sequía.
Respecto de los caminos, (diques
artificiales), decir que cuando se diseñan los mismos, las obras de paso de agua
(drenaje) se calculan en función de datos de precipitaciones máximas, que según
la importancia del camino, se diseña con una recurrencia de 50, 100 0 500 años.
Qué quiere esto decir, que se acepta que la vía, una vez en el periodo elegido,
el volumen de agua a pasar por los drenajes va a superar el volumen que es capaz
de conducir esa estructura, con el consecuente corte o rotura del terraplén
contiguo a la obra de escurrimiento y en casos la rotura de la propia estructura.
Lógicamente un puente o alcantarilla diseñada para un periodo de recurrencia mayor
tienen una longitud o diámetro también mayor y por lo tanto también un mayor
costo de construcción.
Esta forma de ver el diseño de
una obra de drenaje, cae en el error de considerar solo la transitabilidad del
camino (que se corte o no), y no en los problemas que ocasiona el terraplén en
el entorno, en este caso, la inundación de los campos. Esto no responde a un desconociendo
de los ingenieros viales, sino a problemas presupuestarios, ya que desde las
Vialidades solo valúan la inversión en el camino, sin comprometerse con la inversión
que entienden corresponde a otros presupuestos (Hidráulica).
Resumiendo, la coordinación de los
departamentos de Obras Públicas, el estudio de factibilidad del Gran Canal,
forman los dos pilares para salvar el escollo de la escorrentía.
miércoles, 24 de octubre de 2012
LOS LÍMITES DEL AJUSTE (II)
Equilibrio fiscal, sobre como rebajar gastos e impuestos es más beneficioso
En un artículo anterior mostraba
como la debacle de Grecia no es producto de la adopción de drásticas medidas de
ajuste, sino del despilfarro previo. El
concepto de “ajuste” en la jerga proge, descalifica las medidas de austeridad,
porque en el discurso de un progre, este concepto no tiene lugar. Decía en
aquella ocasión, que los ajustes, si bien tienen por objeto equilibrar las
finanzas públicas, se puede hacer básicamente de dos formas: 1) bajando gastos
y subiendo impuestos (la receta clásica) o 2) bajando gastos y bajando
impuestos. Aunque en los dos casos se habla de bajar gastos, la forma de bajar
los gastos difiere. Sobre la primera forma no hace falta comentarios, todos
conocemos por vivida esa política, los gastos se bajan poco y los impuestos
sube al cielo; la segunda merece algunas palabras.
Por el lado de la disminución del
gasto público, se hace tan necesario bajar los gastos corrientes como los
subsidios (no la inversión), lo cual inevitablemente traerá aparejado un
sinceramiento del lado de los precios de
todos aquellos productos intervenidos, por ejemplo las tarifas de los servicios
y la energía. Otro componente del lado del gasto lo conforma el pago de la
deuda. Una economía desquiciada siempre observa un fuerte endeudamiento en
todos los plazos.
Observaremos que en amplísimos
sectores sociales (el número depende la intervención del Estado y del
clientelismo), la reducción del gasto traerá aparejada la perdida de ciento de
miles de empleos públicos y “clientelismo”,
ya que bajar el gasto corriente lleva a racionalización, y los primeros empleos
que caen son los prescindibles (los puestos que nunca debieran haber creado);
por otra parte, se verán aumentadas
significativamente las tarifas de todo tipo, producto del sinceramiento de los
precios. Por lo tanto, los sectores sociales
afectados consideraran esta forma de arreglar las cuentas públicas como
“nefasta”.
Ahora bien, habrá otros sectores cuyos
rendimientos del trabajo no dependen del
estado y por lo tanto no verán mermado su s ingresos, aunque si sentirán el
coste del sinceramiento de tarifas. El menor costo que debe pagar este sector
tiene lógica, ya que en el pasado fue su esfuerzo el que sostuvo los coste del
despilfarro y de la masa clientelar.
Por el lado de los impuestos,
rebajarlos en una primera instancia, significará posiblemente mayor déficit,
pero si ello ocurre, será solo por poco
tiempo. El hecho de que un gobierno rebaje impuestos tiene un efecto sobre la
psicología del capital y la inversión que generan una atracción fatal. Por otra parte, un gobierno que rebaja impuestos,
al mismo tiempo que libera tarifas, seguramente llevará adelante una
flexibilización del mercado laboral y una desregulación del comercio. Todo esto
genera una shock de confianza formidable que hace que en poco tiempo ese país
sea una realidad tan diferente, que ni la madre que lo pario lo reconocería.
Por el lado de la deuda, resulta mucho más fácil negociar quitas y deferir
pagos en un esquema del tipo 2) que en el 1), en el cual un planteamiento de
renegociación de deuda generará una mayor retracción del capital y la inversión
producto de la desconfianza. En el esquema 2) el clima de negocios facilita
formas más llevaderas de honrar los compromisos.
Entonces, ¿Porqué se aplican
medidas fiscales del modelo 1) y no del
2)?. Sencillamente porque en el primer tiempo, en el modelo 1) el impacto en los sectores
medios y bajos de la economía es relativo, se prescinde de menos empleos
superfluos, el gasto se baja pero no tanto, se produce así un continuo goteo a
la baja en la calidad y cantidad de las prestaciones y del nivel adquisitivo, y por lo tanto una
parte significativa de la sociedad (la más sufrida) se irá adaptando y aceptando el “ajuste” plásticamente.
Ahora bien, este forma de realizar el ajuste no llegará nunca a forjar una
sociedad prospera y económicamente fuerte. El esfuerzo inicial será menor, pero
el resultado a largo plazo pobre.
La aplicación de medidas del tipo
2) tienen en el primer tiempo, un impacto muy alto en las clases bajas
(justamente las más favorecidas por las prebendas del estado despilfarrador), por
lo que los gobernantes temen su aplicación por miedo a la revuelta social (los
sindicatos juegan un rol fundamental aquí). Sin duda el gobierno que con
autoridad, firmeza, convicción y una política monetaria en el corto plazo
dirigida a la creación de empleo, logre
contener la ira popular, en poco tiempo verá como el ambiente de inversión y
negocios que favorecen las medidas adoptadas, creara trabajo y prosperidad, y si se persevera en el intento, en poco tiempo ese
país será sin lugar dudas un gran país.
Si la casta progre llama a las medidas del tipo
1) “de corte neo liberal” como si del mismo diablo se tratara, a las medidas
del tipo 2) ¿Cómo las llamaría?, ya que en la idea de un progre, bajar
impuestos es favorecer a los que más tienen, COMO QUE SI LOS QUE MENOS TIENEN
PORCENTUALMENTE NO PAGARAN MÁS IMPUESTOS QUE LOS MAS RICOS!!!.viernes, 8 de junio de 2012
LA SOCIEDAD, PASADO Y PRESENTE
La influencia de la inmigración.
Seguramente la
influencia que tuvo la extendida inmigración en la conformación de nuestra
forma de ser como nación resulta determinante y quizás también de explicaciones
a muchos comportamientos sociopolíticos.
En el marco de una
gran discusión sobre la influencia de la inmigración en las costumbres de la
sociedad, Sarmiento hace ciento cincuenta años se preguntaba “¿argentinos desde
cuándo y hasta donde?”. Esta inquietud seguía presente en el Río de la Plata incluso
a principio del siglo XX y en Uruguay estuvo el mayor exponente crítico de la
inmigración en aquella época, José Enrique Rodó, autor de Ariel libro que diera
origen al arielismo, movimiento de cierto corte aristocrático que renegaba del
talante de quienes venia a “hacer la américa”. Pero algo más movió al
nacionalismo de Rodó y fue su poción
frente a los Estados Unidos y “al practicismo americano” que contrastaba con la
forma de vida más humanista que él profesaba, o sea, que ya hace más de un
siglo estaba planteado el enfrentamiento entre quienes profesaban el
“utilitarismo” y el “idealismo”,
aspectos que contraponían a la América anglosajona de la América hispana. Pero
las posturas contrarias a la inmigración masiva no era una idea extendida en la
base popular, pero sí entre los más iluminados, y en contra de quienes así
pensaban, el socialista Juan B. Justo exclamaba: “¡Ay de las aristocracias que
estorban al aumento de la población! ¡Ay de los pueblos que no saben sacar del
suelo que habitan todo lo que el cultivo de la vida puede dar!. Ellos serán
barridos o dominados por otras clases y pueblos más enérgicos. ¿Para que son
las revoluciones y las conquistas?. Vano es todo derecho a la vida que no se
afirme en su propio ejercicio”.
Ricardo Rojas a
finales del siglo XIX escribía en La restauración nacionalista “la
desnacionalización y el envilecimiento de la conciencia pública han llegado a
ser ya tan evidentes que han provocado una reacción radical en muchos espíritus
esclarecidos de nuestro país”.
Ya en aquella época
el lastre que acarreaba la joven sociedad Argentina, hacía estragos en la
gestión política de la nación, y Carlos Bunge definía aquel fenómeno con estas
palabras: “Llamo política criolla a los tejemanejes de los caciques
hispanoamericanos, entre sí y para con sus camarillas. Su objeto es siempre
conservar el poder, no para conquistar los laureles de la historia, sino por el
placer de mandar”. Estas palabras reflejan como desde los mismos inicios de la
republica ya hubo quien veía en la “política criolla” las lacras del
caudillismo devenidas de conquista y la posterior colonización.
Según comenta José
Luis Romero en “Las ideas de la Argentina del siglo XX” (las citas anteriores
corresponden a este texto), “Los grupos intelectuales de comienzo del siglo,
como herederos de la generación del 80 y nietos de la generación que había
organizado el país en 1852, pensaban que la sociedad tradicional tenía defectos
gravísimos, heredados todos –según opinión de muchos- de la tradición colonial
española”.
Como vemos, ya a
comienzo del siglo XX, había un movimiento nacional anti hispánico que atribuía
a la iglesia católica y a las costumbres españolas el escaso desarrollo del
país.
Visto desde la
actualidad, el problema de la inmigración no era relativo a la perdida de una
identidad nacional que realmente aun no existía o recién se comenzaba a formar.
El verdadero problema hay que buscarlo en el propósito que movió -aún desde la
colonización- a las oleadas de inmigración que siempre se sustentaron en planes
de vida o proyectos individuales: el consabido “hacer la América”, lo cual
llevaba a privilegiar el interés personal que se perseguía (el cual los llevó a
desembarcar en América), respecto del interés por las actividades de la
república, las que fueron en general
escasas o nulas. Es más, muchos inmigrantes ni siquiera se nacionalizaron, con
lo que no ejercían el derecho al voto para elegir sus representantes. Para el
que venía buscando un lugar donde prosperar, el interés por la vida pública no
contaba, ya que de ello se encargarían “otros”. Posiblemente en sus mentes y quizás
sin proponérselo, en ese medio natural
que habían idealizado y que era “la américa”, todo fuere a funcionar sin más,
como si de un lugar mágico se tratara. Sin reparar en ello se fue conformando
esa utopía que sería la Argentina. Como se suele decir, “los argentinos
descienden (de descendencia) de los barcos”, toda una verdad que encierra en sí
misma lo disperso de nuestros orígenes. Sin lugar a dudas todas estas
circunstancias fueron contribuyendo a que se carezca de un espíritu colectivo
de país, de una conciencia nacional, lo cual se refleja en la falta de
compromiso y participación y algo muy grave para la cimentación de una nación:
NUNCA SE CONTÓ CON UNA BURGUESÍA NACIONAL CON UN PROYECTO PROPIO.
La identidad de los pueblos
La identidad de los
pueblos centra buena parte del interés de la reflexión de la filosofía, la sociología
y la política. Estas reflexiones, que son frecuentes en otros países y que en
Argentina tuvieron vigencia, hoy están cuanto menos aletargadas por el lado de
la filosofía y la sociología y ausente por completo en la discusión política.
En el estudio de los pueblos desde un punto de vista romántico, se avanza sobre
la indisoluble unidad que existe entre identidad, lengua, cultura, forma de
ser, historia y conciencia nacional.
Analizando hoy y desde ese punto de vista el caso argentino, se me
ocurre encontraremos las explicaciones de los hechos que dan lugar a uno de
nuestros problemas, que a mi juicio es la falta de identidad. Si nos
referimos a la lengua, -esa parte sustancial de un pueblo sobre la que
Miguel de Unamuno dedicó gran parte su obra y a la no dudó en elevar a su
máximo exponente en Lengua y Patria-, ¿por qué un pueblo soberano como
el argentino que ha demostrado sobradas artes para las letras, no ha instituido
la lengua Argentina como símbolo de su identidad lingüística?. ¿Por qué aun
llamamos a nuestra lengua castellano y en las escuelas se dictan clases de
castellano?, cuando es justamente el castellano una lengua española, como lo es
el catalán, el euskera o el gallego, y por lo tanto, también lo debería ser el
argentino, ya que es una lengua que partiendo originariamente del castellano,
hoy se distancia suficientemente de éste en los uso de los tiempos verbales, de
los pronombres, el vocabulario, los giros y expresiones.
Desde un punto de
vista académico, lo anterior es una reivindicación necesaria pero no
trascendente. Más grave es que entre nosotros
el significado de las palabras no sea el mismo según los diversos
sectores de la vida nacional, lo cual es gravísimo pues imposibilita el
entendimiento. En la medida que no nos demos cuenta de que uno piensa y se
expresa con palabras y que las palabras y la razón tienen una inequívoca
relación, si no recuperamos el significado de las palabras en su verdadera
acepción y en la medida que no desarmemos de la carga ideológica con la que
hemos vinculado algunas palabras nos costará entendernos. Palabras tales como
burguesía, pueblo, liberalismo, socialismo o capitalismo, no significan lo
mismo según la ideología y la intención de quien las emplee, y así será vano
cualquier intento de dialogo fecundo y sincero. Paradójicamente un pueblo en
donde se habla una sola lengua, esta no permite que sea un punto de encuentro
para comenzar a dialogar, sino todo lo contrario, ya que cada vez que presenciamos
una polémica en materia sociopolítica, no solo se manifiesta el disenso en el
fondo sino también en el significado de las palabras empleadas.
Respecto de la cultura,
esa eterna cenicienta, ¿qué ocurre con “nuestra” cultura? ¿Qué entendemos por
cultura Argentina?. Acaso cuando descubrimos que alguna obra nos pertenece, ¿no
la maltratamos inmediatamente solo porque descubrimos su origen vernáculo?. ¿No
alabamos y ponderamos formas y estilos culturales extranjeros en detrimentos de
los propios?. Por otra parte, ¿no hemos creído históricamente que el progreso
no era compatible con la tradición y así hemos destruimos prácticamente toda la
arquitectura colonial?.
¿No nos sentimos
más identificados y orgullosos por la obra de los vanguardistas de los años 20
que se nutrieron con las aportaciones de Borges, Pettoruti, Xul Solar, que
llegaron a la Argentina con la visión de
las artes de su Europa natal, que con nuestros propios elementos culturales
autóctonos?. Pero aun así, con nuestras contradicciones entre lo vernáculo y lo
foráneo, en aquella buenos aires de los años 20 o 40 en donde las crisis ya
existían y comenzaba la decadencia, existía una sensibilidad que
permitió que los genios se desarrollaran. Hoy que falta, ¿genios o
sensibilidad?.
La forma de ser del
argentino, al igual que ocurre en otros pueblos, es en algunos casos mejor que
en otros, pero la popular “viveza criolla”, el que cada uno tire para su
lado.... o su bolsillo, el “¿Yo?, argentino” – expresión muy utilizada
cuando queremos ignorar nuestra participación o conocimiento de algún hecho- y
el típico “no te metas”, que tanto daño ha hecho a la vida nacional, desequilibran el fiel de la balanza hacia
el lado negativo.
Nuestra historia
relatada como vivencias personales o de pueblo, vacila entre claros y oscuros,
signada por épocas de libertad y otras de opresión, de abundancia o escasez,
pero siempre bajo una constante marcada claramente por el valor, el empeño,
la lucha y el sacrificio de un pequeño grupo de elite influenciado y
mimetizado con lo europeo, mientras la gran parte del pueblo autóctono duerme
la siesta o lo esperaba todo de la madre tierra o el mandatario de turno. Basta
con averiguar la titularidad de las mayores empresas de todo tipo y condición,
desde 1850 a hasta finales del siglo XX, para concluir que previenen de familias con
origen en el extranjero, las que llegaron a nuestra tierra con la vocación de
progresar. Son casi nulos los hombres de aquellas estirpes fecundas que se
preocuparon por la cosa pública, dejando esta en manos de una clase ineficaz
aunque ilustrada, con personales como Julio, de la obra “Mi hijo el doctor” de
Florencio Sánchez. Julio, hijo de una familia campesina e ignorante se recibe
de médico lo cual provoca un cambio radical en su forma de interpretar la vida,
algo que le lleva a renegar de su pasado tradiciones hasta perder la conciencia
de ciertos límites, justificar el engaño y la irresponsabilidad. Julio, que no
se dedico a la política, es un claro
ejemplo de la idiosincrasia de multitud de políticos surgidos de las entrañas
de nuestra tierra.
No se puede
terminar este análisis sin hablar de la conciencia nacional, la gran
ausente. No nos conocemos a nosotros mismos, no tenemos acabada conciencia de
que queremos, como conseguirlo y de que adolecemos; no hemos realizado un
estudio reflexivo sobre nuestros atributos y mucho menos, de los cambios que
vamos sufriendo. Los argentinos no poseemos un conocimiento realista y
reflexivo de cómo somos, ni de que actitudes y obras resultaron positivas y
cuales negativas para nuestra superación como hombres sociales, y lo que es
peor, no hemos sabido apartarnos y condenar, las malas prácticas que nos
sumieron en la desesperación.
Hemos dejado en
manos de unos gobernantes indecentes nuestras vidas, y de esas omisiones no
somos plenamente conscientes. Nos dejó dicho García Morente que “es evidente
que un pueblo, una nación, una época y la Humanidad misma son, en todo y por
todo, como si fueran personas. Son propiamente quasi-personas. Una Nación, al
ser casi persona, es y actúa, en líneas de idealidad admisible, como una
persona, como un ser humano”. Aunque resulte triste y doloroso, hay que
reconocer que en nuestro país, la que ha fracaso es la sociedad que conformamos
todos los que aquí hemos vivido, e inevitablemente, de ello se deriva el
fracaso de la Nación. No podía ser de otra forma.
La atención de esto asuntos, que hacen a la sociedad
Argentina, no son temas para improvisados, y me estoy refiriendo a gente como
uno, que lo puede hacer es plantear desafíos y dejar que los especialistas los
resuelvan. Pero nada de ello será de valía si no hay voluntad sociopolítica
para llevar a cabo los correctivos necesarios que se desprendan de los estudios
e investigaciones.
En este tema, los especialistas tienen la palabra, el
pueblo la determinación.
La definición del estilo del “ser” nacional
Seguramente dar respuesta a este interrogante sea una
pretensión demasiado elevada como para poder resolverla en estas Ideas y
Sugerencias, pero intentaré al menos dar algunos elementos de juicio para quien
quiera intentarlo. Quizás la forma más grafica de definir un conjunto sea la
simbología, mediante íconos, y si se trata de definir la personalidad de un
pueblo, debe buscarse ese símbolo que represente las características y
modalidades de su gente. Las naciones tradicionales los tienen, o al menos los
pensadores han intentado definir mediante elementos simples complejas
relaciones. Así nos encontramos con que la caracterización del hombre británico
es la imagen del gentleman y como todo icono, su sola mención define las
características esenciales sociales y estéticas del pueblo ingles.
Sin embargo cuando uno recorre las calles de Londres,
seguramente que no se encontrará con
gentlemans caminando por sus calles, es más, seguramente que si contrastará la
imagen estética que tenemos del gentleman con lo que luego encuentra en las
calles de Londres creería estar caminando por otro país. Pero ¿podemos por el
cambio de su estética dejar de pensar que esa idea del orden de la sociedad
británica caracterizada por el gentleman ha cambiado radicalmente?. Seguramente
que no, pues en sus calles y a pesar del aspecto “loco” que muestra su gente,
sus costumbres centenarias están intactas. En una ciudad de millones de
habitantes y de calles estrechas, en la city londinense plagada de transporte
público, se pude ver como los miles de sus típicos taxis que la circulan pueden
girar en “U” en cualquier parte de la calle sin que ello cause el menor
problema de circulación ni la ira de los otros conductores. Pero este no es más
que un ejemplo, aunque relevante por lo caótico que en cualquier parte del
mundo resulta la circulación, de la estructura y el orden que caracterizan al
británico.
García Morente intento simbolizar en “Ideas de la
Hispanidad” (1938), el ser hispánico, y en esa línea afirmaba y se
interrogaba, “un estilo no puede
definirse, porque el estilo no es un ser -ni real, ni ideal-; no es una cosa,
no es un posible término ni de nuestra conceptuación, ni de nuestra intuición.
Hay cosas que no pueden definirse -como por ejemplo un color-, porque son
objeto de intuición directa. El estilo no es tampoco de las cosas; porque el
estilo no es cosa, sino «modalidad» de cosas; ni es ser, sino «modo» de ser. No
es un objeto que nosotros podamos circunscribir conceptualmente, ni señalar
intuitivamente en el conjunto o sistema de los objetos. El estilo no puede
pues, ni definirse ni intuirse. Entonces, ¿qué podemos hacer para conocerlo?
¿Cómo podremos formarnos alguna noción o idea o evocación o sentimiento de lo
que es el estilo hispánico?” . Intento García Morente encontrar el símbolo en
el Quijote y Sancho, en el Cid, en las meninas de Velásquez, pero la
temporalidad del personaje le hacían perder la consistencia que buscaba. Así
creyó ver en el caballero cristiano el símbolo de la hispanidad. “El caballero cristiano -como el gentleman
inglés, como el ocio y dignidad del varón romano, como la belleza y bondad del
griego- expresa en la breve síntesis de sus dos denominaciones el conjunto o el
extracto último de los ideales hispánicos”. “El caballero cristiano es, pues,
esencialmente un paladín defensor de una causa, deshacedor de entuertos e
injusticias, que va por el mundo sometiendo toda realidad -cosas y personas- al
imperativo de unos valores supremos, absolutos, incondicionales”. “Hay en la
mentalidad del caballero cristiano al mismo tiempo optimismo e impaciencia;
optimismo como fe absoluta en el poder moral de la voluntad; impaciencia como
demanda de transformación inmediata y total, no gradual y progresiva”. “El
caballero cristiano cultiva la grandeza, porque desprecia las cosas, incluso
las suyas, las que él posee. Pone siempre su ser por encima de su haber. Se
confiere a sí mismo un valor infinito y eterno. En cambio no concede valor
ninguno a las cosas que tiene. Vale uno por lo que es y no por lo que posee.
Don Quijote lo afirma: «dondequiera que yo esté, allí está la cabecera»”. “una
de las características esenciales del caballero cristiano -y por consiguiente
del alma hispánica- es la tenacidad y eficacia de las convicciones...... La
valentía del caballero cristiano deriva de la profundidad de sus convicciones y
de la superioridad inquebrantable en su propia esencia y valía. De nadie espera
y de nadie teme nada el caballero, que cifra toda su vida en Dios y en sí
mismo, es decir en su propio esfuerzo personal..... El caballero no conoce la
indecisión, la vacilación típica del hombre moderno, cuya ideología, hecha de
lecturas atropelladas, de seudo cultura verbal, no tiene ni arraigo ni
orientación fija...... El caballero es hombre de pálpitos más que de cálculos.
¿Imagináis a los conquistadores calculando y computando sabiamente las
posibilidades de conquistar Méjico o el Perú?”
He querido reflejar estas disquisiciones de García Morente
en su intento por definir al hombre hispano, pues seguramente nos pueda ayudar
a resolver nuestra propia identidad. No obstante y a pesar de que García
Morente haya descartado como icono del español el Quijote, las propias definiciones
del caballero cristiano describen al Quijote. Cobra especial interés reproducir
las definiciones que G.M. realiza sobre la vida pública y la privada, y sin
salirnos del contexto en el que se realiza el ensayo, y considerando la
importancia del fondo que se quiere definir, la hispanidad, y no en otro orden,
leer con detenimiento los siguiente fragmentos, los cuales deben ser
considerados bajo dos premisas: a) que fueron escritos en 1938, b) y que
responden a una disquisición del Ser hispánico, y no a una defensa de los
propios argumentos y definiciones, las que sacadas fuera del contexto, pueden
resultar lesivas. Dice García Morente, “Nuestra época actual, desde 1850,
propende a reducir al mínimum la vida privada, concediendo, en cambio, un amplísimo
margen a la vida pública. Un sinnúmero de relaciones que antes eran privadas
-individuales o familiares- se han convertido hoy en públicas-sociales. Puede
decirse, en general, que en nuestra época la vida pública tiende a absorber la
vida privada. En cambio, la época histórica llamada Edad Media se caracteriza
esencialmente por el gran predominio de lo privado sobre lo público; la mayor
parte de las relaciones humanas en esa época medieval propenden a constituirse
como relaciones personales privadas, de hombre real a hombre real. Por eso, el
proceso de «modernización», el paso de la Edad Media a la época actual, se
señala por la «publificación» -perdónese el algo bárbaro neologismo- de la
vida; es decir, por la creciente e incesante conversión de lo privado en
público. Los historiadores de la Revolución francesa usan, para señalar esta
conversión o paso hacia lo público, una palabra muy expresiva: abolición de los
privilegios, o sea de la ley privada” .....” . Pero el ideal del caballero
cristiano está, como hemos visto, arraigado en la confianza en sí mismo, en la
afirmación de la personalidad propia -de la personalidad real, efectiva, no la
jurídica y formal-. Esto quiere decir que el caballero percibe la vida
colectiva preferentemente bajo el ángulo de la relación privada. El caballero
camina por el mundo sin más norma que su ley propia, su ley privada, su
«privilegio»...... Al caballero cristiano le es, en el fondo de su alma,
profundamente antipático todo socialismo, o sea, la tendencia a vaciar en moldes
de relación y vida públicas lo que por esencia constituye el producto más
granado de la persona particular, real y viviente. Para el caballero cristiano,
la justicia es un modo inferior de la caridad; y la más sagrada obligación es
la que libremente se impone el hombre a sí mismo; como el más intangible
derecho es el que cada cual, por su propio esfuerzo, mérito o valor, llega a
conquistarse para sí y los suyos”.
“En esta concepción de la vida como vida privada, hay, sin
duda, hoy, cierto anacronismo. Pero no sabemos si por retraso o por adelanto.
Algunas de las consecuencias que de esta concepción se derivan, cuentan entre
las naciones más adelantadas del momento actual. La hostilidad profunda del
caballero español a todo formalismo falso, se compadece mal, claro está, con
eso que se ha llamado democracia y con la ridícula farsa del parlamentarismo.
El caballero no puede ser demócrata ni parlamentario. Estas dos formas de
relación son el prototipo justamente de eso que hemos llamado «publificación de
la vida». He aquí que se atribuye soberanía y mando, no al o a los que más
valen y pueden y saben, sino a los «elegidos» por sufragio. La falsedad es tan
patente, que llega a ser irritante. La competencia, la capacidad, la valía
personal son sustituidas por una designación hija del soborno material o
espiritual, por un nombramiento que se encomienda -locura insigne- a la masa
irresponsable, caprichosa e irracional. A tal y tan absurda consecuencia tenía
que llegar una doctrina que empieza por escamotear la realidad de cada hombre,
para substituirla por la abstracción irreal de los «ciudadanos», todos iguales
entre sí. Mas para que dos hombres sean entre sí iguales, claro está que hay
que empezar por despojarlos de todo lo que cada uno de ellos es en realidad y
reducirlos así a la mera función abstracta de los conceptos. Aquí tocamos, por
decirlo así, con la mano la diferencia radical que existe entre la personalidad
privada y la personalidad pública; y vemos, por decirlo así, con nuestros
propios ojos la realidad de aquélla y la abstracción irreal de ésta. El
caballero cristiano no podrá jamás comprender la idea del contrato social, ni
la lista de los derechos del hombre y del ciudadano. Ahora bien, esta
preferencia de la vida privada -de la lex privata- sobre la pública, tiene, por
otra parte, algunos inconvenientes. Es innegable, por ejemplo, la imperfección
de que siempre han adolecido en España aquellas formas de vida que
indispensablemente tienen que ser públicas. Así, en épocas normales, España es
un país difícil de gobernar; porque obtener la obediencia a la ley no es fácil
en un pueblo para quien la ley no es lo supremo, ni la vida pública la más alta
norma. Cada español propende un poco a considerarse, en efecto, como
«privilegiado» y exento. Pues, ¿qué tiene que ver con Don Quijote la Santa
Hermandad? En cambio, cuando en algún momento punzante de la historia las
circunstancias aprietan a España y a los españoles, entonces, ¡qué magníficos
ejemplos de cohesión, de heroica abnegación y de disciplinada eficacia!
Entonces, la ley privada de cada español coincide y armoniza con la de todos
los demás, y se produce el caso de un país entero alzado en suprema tensión,
para afirmarse radicalmente contra la amenaza a su nacionalidad”. “Por eso, en
el fondo, el pueblo español ha sido siempre rebelde a ese tipo de normas o
leyes que se fundan en abstracciones puramente doctrinales. Durante el siglo
XVIII, y más aún, durante el XIX, España se aparta de la marcha que el mundo
emprende hacia una concepción racionalista de la vida. El aislamiento español
durante esos siglos consistió precisamente en eso. El ideario profundo de
España repugnaba esas formas de vida pública. Y justamente la reaparición de la
España actual en el gran escenario del mundo histórico, coincide con un
instante de profunda crisis, en que ya se ven despuntar concepciones nuevas y
más congruentes con el sentido realista de la hispanidad eterna”.
Es evidente, y ya se aclaró al comienzo, que intentar
definir el simbolismo de la argentinidad o del ser argentino no es tarea fácil,
pero sin lugar a dudas, muchas de las definiciones e interpretaciones que GM
hace del Ser hispano, en parte se adaptan al Ser argentino, lo cual en
principio guarda cierta lógica. Así en nuestro medio, encontramos que la figura
del gaucho, el compadrito porteño, o el coya, son recurrentes cada vez que
queremos definir una fisonomía o una
región; tanto se emplea en el marketing turístico como en estudios sociológicos
quizás por ser los símbolos que mejor representan las diferentes identidades
culturales que integran la nación. Las dos primeras figuras representan una
concepción de vida típicamente local, cada una en su región, pero no así el
indio del norte, el cual presenta más semejanza con otras culturas
Latinoamérica, que con los habitantes de la pampa o el puerto. Por otra parte
sería una insensatez pretender representar en el coya al indio originario de
estas tierras, poblada antes de la colonización por diferentes pueblos
inconexos y de muy diferentes costumbres.
Trazar una semejanza entre los semblantes de cada
representante regional pareciere en principio de difícil solución ya que no se
encuentran –en principio- rasgos físicos o costumbres comunes, aunque sí quizás
podamos identificar algunos rasgos y comportamientos similares. La picardía, la
fe en la religión, la prepotencia, el escaso apego al trabajo pueden ser puntos
comunes. No obstante la dinámica y la adaptación que cada hombre regional
presenta, constituye una barrera difícil de superar y por ello no encuentro que
podamos consustanciar en un símbolo la definición del Ser argentino
También se puede suponer que estas diferencias debieren de
ocurrir por ejemplo en España, país multicultural y con un regionalismo
histórico muy tremendamente reivindicado, y realmente así lo es, y es que en la
caracterización que realizaba sobre el caballero cristiano G.M., probablemente
su mayor error fue intentar definir la hispanidad pensando en Castilla, ya que
seguramente todo lo que escribió sobre el caballero, fue pensando en el castizo
que en nada se parece en la forma de ser y actuar a un catalán, vasco o gallego.
Por lo tanto, pareciera que intentar en tierras de gran
diversidad de culturas encontrar un estereotipo, nos lleve a caer en errores
que lejos de definir y precisar, confundan y tergiversen. Cuando nos referimos
a la “viveza criolla” estamos haciendo referencia a un comportamiento muy
extendido, aunque preferentemente asociado al hombre de las grandes urbes, razón
por lo cual la gente de las provincias recela. La "viveza criolla" refiere a una
forma de progresar trepando, siguiendo la línea del menor esfuerzo e ignorando
las normas y el sentido de responsabilidad sin escatimar los medios a emplear
ni medir las consecuencias o perjuicios que se crea a demás. Cuando “los vivos”
llegaran al poder, como son inmorales y egoístas les importará muy poco el bienestar
de la sociedad sino el de ellos mismos. Estos individuos cuando se alzan con el
poder, descreen de la justicia, aprovechan la oportunidad para enriquecerse haciendo
de la corrupción una forma de vida. "El vivo vive del zonzo, y el zonzo de
su trabajo", “si yo no robo robará otro” son dichos populares que define
de cuerpo entero al “vivo” que la viñeta del personaje de Lino Palacio, Avivato,
representa magníficamente a un argentino oportunista, falso, sobrador, coimero
y ventajista.
Otra forma de calificar a una amplia población hace
referencia a la “pachorra”, ante lo cual inmediatamente asociamos al
“provinciano”, fundamentalmente el norteño. La pachorra está asociada a la
indolencia y a la poca vocación para trabajar con ahínco algo muy común entre
nosotros.
Por último haré mención a otro símbolo de identidad nacional,
el estilo de vida americano. Allí también la integración social se formó
con corrientes migratorias de gran diversidad y las tribus indígenas locales,
las que manifestaban marcadas diferencias. Sin embargo la integración, sin duda
traumática y con millones de muertos asesinados, superada la guerra civil y la
colonización con el ferrocarril como motor de la integración, se logró que las
diferencias étnicas y culturales se fundieran detrás de un objetivo común: fundar
una nación apoyada sobre tres pilares, el sistema democrático de gobierno, la sociedad de consumo y la libertad de
mercado. Así la sociedad construyó una
relación armónica entre la posesión de bienes materiales y la moral cristiana,
lo cual ha hecho de la familia americana, un ejemplo de convivencia respetuosa
en un ámbito de prosperidad sin igual. Sin lugar a dudas la diferente evangelización
cristiana que tuvo lugar en ambos extremos del continente americano, a través
de sus diferentes preceptos, contribuyo a modelar dos formas sociales de
entender la vida. Asi vemos que tanto en el norte como en sur el expansionismo
territorial de los colonos fue en detrimento del hombre de tierra, los caminos
que recorrieron la republica del norte, los Estados Unidos, y las del sur,
fueron divergentes. Mientras en el norte la organización social se fundó sobre
la moral, el respeto y el trabajo, en el sur la pereza impidió que la
prosperidad fructificara, el respeto desapareciera y la inmoralidad se
apropiara del poder. ¿Hasta dónde se puede justificar dos estilos de sociedad tan
diferentes en la influencia de la evangelización?.
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